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Si quieres que algo llegue dentro, sólo tienes que buscar la forma de que los demás entiendan lo que sientes, de que vean como te hundes, vuelas o te alegras. Cierra los ojos, inspira, piensa qué sientes, expira, ábrelos. ¿Qué es lo que ves? Exacto, ahora solo tienes que expresarlo sobre el papel.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Casualidades que te pueden cambiar la vida.

Porque cada vez que consigues una sonrisa, sonríes, y cada vez que te echan el aliento al oído, suspiras. Porque todos los días son iguales y todos los minutos diferentes.
Muecas, miradas, guiños de ojo... Pequeños fragmentos de sentimientos que desaparecen y aparecen a medida que el amor o el desamor aumenta.
Sentimos que volamos, que caemos, que soñamos, pero lo único de lo que no nos damos cuenta que sentimos es de la satisfacción, del bienestar. Sólo lo apreciamos una vez perdido. Una vez lejos de él, ya que descubrimos ese insoportable deseo de amar, de ser amados. Y sobre todo de respirar y sentir como si el mundo se desvaneciese, dejando a tus pies la nada, el simple hecho de estar o no estar, de vivir o no vivir, de ser feliz o  infeliz...