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Si quieres que algo llegue dentro, sólo tienes que buscar la forma de que los demás entiendan lo que sientes, de que vean como te hundes, vuelas o te alegras. Cierra los ojos, inspira, piensa qué sientes, expira, ábrelos. ¿Qué es lo que ves? Exacto, ahora solo tienes que expresarlo sobre el papel.

lunes, 19 de mayo de 2014

Despierta.

Escribo una y otra vez una frase diferente, una frase que sea capaz de abarcar todos y cada uno de mis sentimientos, de mis pensamientos. Busco nuevas formas de empezar, nuevas palabras, pero aún así no consigo pulsar el botón de enviar, porque da igual lo que diga, no importa nada de lo que pueda decir ya. Esa frase, esas líneas, no valen nada, al igual que yo dejé de valer en el momento en el que le fallé.
He dejado de existir en su mirada, y lo único en lo que pienso es en cómo volver a ella y ser el reflejo de sus ojos enamorados de nuevo, en cómo poder arreglar el error que cometí, sea de la forma que sea. 
Pero aunque en el fondo sepa que no hay arreglo, que le he perdido para siempre, pues no quiere saber nada acerca de mí, ni querrá, no puedo evitar pensar en ese ápice de esperanza que brota apenas sin vida en mi interior, pues es lo único a lo que puedo aferrarme, por mí, como a un sueño, ese sueño que se repite noches tras noche sin dejarme dormir, ese en el que vuelvo a ser feliz y del que nunca quiero despertarme.

13.04.2013