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Si quieres que algo llegue dentro, sólo tienes que buscar la forma de que los demás entiendan lo que sientes, de que vean como te hundes, vuelas o te alegras. Cierra los ojos, inspira, piensa qué sientes, expira, ábrelos. ¿Qué es lo que ves? Exacto, ahora solo tienes que expresarlo sobre el papel.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Eres como una dosis de felicidad.

Un día estás en la cima y te sientes especial, alegre, como si nada te pudiera detener, como si fueras capaz de lograrlo todo.
En cambio, otros días te sientes como la misma mierda, como si no valieras para nada y tu existencia no le importara a nadie.
Sólo consigo sentirme especial algún día que otro. Y lo más curioso quizás sea que los vivo cuando estoy a tu lado, y cuando desapareces durante una semana o ni siquiera un día... la baja autoestima vuelve a aparecer, y aumenta cada día más...

Paraíso e infierno, cogidos de la mano.

Puede ser la persona más dulce, cariñosa y amable que jamás hayas visto, conseguir sacarte una sonrisa con el más mínimo esfuerzo y enamorarte locamente con una simple mirada.
Pero también puede ser dañino, tanto que te baja la autoestima y te deprime como nadie lo ha hecho nunca, tanto que tus ojos sienten la necesidad de llorar cada cinco minutos, que cada palabra que te dedica consiguen provocar verdaderas heridas y todo por el simple hecho de quererlo.
Quizás la culpa sea mía, sí, pero no solo soy yo, también es él. No tiene porque lanzar cada sílaba como si fuera una bala de cañón, ni tampoco dejar que salga por su boca lo primero que se le pasa por la cabeza. Pero supongo que poseo un don para sacar de quicio a la gente... incluso a él. Hasta el punto de que llegue a odiarme.

Sólo quiero que me quiera, aunque acepto que le pido demasiado.


jueves, 8 de septiembre de 2011

Bendita Ignorancia.

Llegar hasta el punto de saber más de lo que quieres saber, de comprender lo que nunca habías comprendido, de averiguar que el final está ahí y ni tú ni nadie podrá remediarlo.
También se le puede llamar hacerse mayor. Todos queremos ser mayores y poder hablar de cosas de adultos. Pero la realidad, la pura realidad, es que aunque digamos que queremos, no estamos preparados para crecer.
Te das cuenta de estas cosas en los momentos más difíciles y tristes de tu vida, en los que no puedes creer que todo se va a arreglar, si no que no queda otra que admitirlo y seguir hacia delante.
Por ejemplo; la vida, se acaba...
Creo que es uno de los pasos más difíciles de asumir y de encontrarle sentido, ya que mientras vemos a alguien feliz y sano, solemos pensar que la cosa nunca va a cambiar. Pero en realidad, en cualquier momento, sea hoy o dentro de 40 años... cambiará, y ni tú, ni él, ni yo, podremos hacer nada para evitarlo.
Porque es así y se acabó. Porque aunque pensemos que no y no nos preocupemos, siempre hay un final, la vida es más cruel de lo que podemos imaginar, ¿y la muerte? su compañera.