De repente apagó la tele, se levantó, fue a su habitación, se miró al espejo y se dijo que ya bastaba.
Ella antes no era así, era la reina de la noche, del día, de cualquier momento. Conquistaba una habitación entera sólo con un menear de caderas.
Simplemente se prometió a sí misma no volver a caer, no dejar atrás su personalidad por nadie, no hundirse en la miseria. Se puso el vestido más sexy que tenía, habría podido seducir a cualquiera. Coloreó sus mejillas, dibujó una línea uniforme siguiendo el surco de las pestañas, ya moldeadas, y un poco de sombra negra en los párpados. Ése color resaltaba el azul casi gris, de sus ojos. Estaba preciosa. Volvía a ser ella. Una rompe corazones a la que no le importaba hacer daño a alguien con tal de conseguir una buena noche loca, sin compromiso. Ella nunca se comprometía.
Cogió su bolso, un par de condones del cajón y salió por la puerta.
Esa noche iba a triunfar.
Lo único que no sabía, es que dentro de muy poco, volvería a caer, y esta vez ya no conseguiría olvidarse tan fácilmente.
:O , estabas inspiradísima no? ajjajajajjaja . Precioso :)
ResponderEliminar(sara)
jajajajaj que bah, el aburrimiento... :)
ResponderEliminarGraciiiiias^^