He dejado de existir en su mirada, y lo único en lo que pienso es en cómo volver a ella y ser el reflejo de sus ojos enamorados de nuevo, en cómo poder arreglar el error que cometí, sea de la forma que sea.
Pero aunque en el fondo sepa que no hay arreglo, que le he perdido para siempre, pues no quiere saber nada acerca de mí, ni querrá, no puedo evitar pensar en ese ápice de esperanza que brota apenas sin vida en mi interior, pues es lo único a lo que puedo aferrarme, por mí, como a un sueño, ese sueño que se repite noches tras noche sin dejarme dormir, ese en el que vuelvo a ser feliz y del que nunca quiero despertarme.
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