Pero como siempre, hay algo que estropea esa sensación, ese sentimiento tan profundo e inolvidable, provocando que esas fracciones de mi alma se deslicen por mi rostro, como estrellas fugaces a través de el universo. Provocando que toda esa felicidad caiga hacia abajo y se rompa en añicos.
Ese algo que lo estropea todo, como siempre, soy yo, nadie más. Rompiéndolo todo a cada milésima de segundo.
¿Y qué me queda de esta tarde? ¿de esos momentos tan preciados que acabamos de realizar?
Tu olor, tan sólo tu olor...
No te merezco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario